10 de diciembre de 2010

Averroes y sus aportes a la filosofía

Cayetano Acuña Vigil



Abú-l-Walid Muhammad ibn Rusd, el Averroes de los latinos, nace en la ciudad de Córdoba el año 1126 y fallece en Marruecos, en Marrakech, (Marrakús), sede de la corte almohade, en el año 1198 [1].

La influencia de Averroes en la historia del pensamiento europeo fue decisiva. Los estudiosos judios difundieron sus Comentarios a las obras de Aristóteles y fueron la base principal de la ciencia hebráica a partir del siglo XIII. Mayor aún, si cabe, fue la influencia averroista en la escolástica cristiana pasando la obra y el pensamiento de Averroes a través de la Escuela de Traductores de Toledo al mundo cultural latino.

Fue un estudioso infatigable y un lector empedernido.Comentó a diversos autores griegos y árabes como Platón (La República), Porfirio (Isagogé), Galeno (varios tratados médicos), Temistio, Alejandro de Afrodisia (Metafísica y Sobre el intelecto), al- Farabi (escritos lógicos), Avicena (Sobre lo contingente y lo necesario y Poema de la medicina), Ptolomeo (Almagesto) y Algacel (La destrucción de los filósofos). Sin embargo, pasó a la posteridad como el Comentador por excelencia de Aristóteles.

Su contribución a la ciencia abarca tres ámbitos bien diferenciados: el Derecho, la Medicina y la Astronomía.
Escribió una valiosa obra de Fiqh o Derecho islámico, la Bidaya, que hay que insertar dentro de los estudios dedicados a los fundamentos del Derecho y que implicaba el análisis comparativo de las diferentes escuelas jurídicas islámicas.

En cuanto a la Medicina, Averroes escribió diversos tratados entre los que destacan el Kulliyyât o Libro de las generalidades de la medicina, traducido al latín medieval bajo el título de Colliget y muy difundido en el Renacimiento, y los Comentarios a Galeno.
Averroes planteo la necesidad de elaborar una astronomía física y no meramente matemática, que estuviera basada en la observación empírica del cielo, ya que estaba Insatisfecho con las teorías de Ptolomeo.

Construyó una filosofía estricta, sobre los cimientos de la ciencia griega,  buscando especialmente un retorno a un aristotelismo integral, menospreciando la teología especulativa o kalâm.

Para él, la razón es la actividad superior del ser humano y sostuvo que a su cultivo se dedica la filosofía mediante un doble ejercicio: la aplicación de las leyes lógicas que rigen el pensamiento y la reflexión sobre los datos que nos proporciona la observación del mundo natural.

La filosofía es, por tanto, autónoma y se rige por una dialéctica interna que permite tanto superar el error como avanzar en el proceso de conocimiento del universo. Nada más alejado de la concepción averroísta de la filosofía que la posición de los escolásticos cristianos para quienes la filosofía debía estar sometida a la teología como su sierva o criada.

La noética [2] de Averroes formulada en su obra conocida como Gran comentario, parte de la distinción aristotélica entre dos intelectos, el nous pathetikós (intelecto receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente), que permitió desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y religiosas.

Averroes se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos. A diferencia de Aristóteles subraya la función sensorial de los nervios y reconoce en el cerebro la localización de algunas facultades intelectivas (imaginación, memoria...).

Sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización, que no existe fuera del alma (el principio de los animales): el proceso consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal. Ese universal tiene, existencia en cuanto que lo es por aquello que es particular. Es el intelecto o entendimiento el que proporciona la universalidad a lo que parte de las cosas sensibles.

En su obra Tahâfut, expone la necesidad de que la ciencia se adecue a la realidad concreta y particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales.

La concepción del intelecto en Averroes es cambiante, pero en su formulación más amplia distingue cuatro tipos de intelecto, es decir, las cuatro fases que atraviesa el entendimiento en la génesis del conocimiento: material (receptivo), habitual (que permite concebirlo todo), agente (causa eficiente y formal de nuestro conocimiento, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y adquirido (unión del hombre con el intelecto).

Averroes distinguia, además, entre dos sujetos del conocimiento (más propiamente: los sujetos de los inteligibles en acto): el sujeto mediante el cual esos inteligibles son verdaderos (las formas que son imágenes verdaderas) y el sujeto mediante el que los inteligibles son un ente en el mundo (intelecto material). Consecuentemente, el sujeto de la sensación (por el cual es verdadera) existe fuera del alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadero), dentro.

Otras tesis que encontramos en Averroes son:
Que el alma está dividida en dos partes, una individual perecedera (intelecto pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo).

La tesis de Averroes de que sólo hay un entendimiento de todos los seres humanos a veces es etiquetada como "monopsiquismo", pero este es un término problemático, ya Averroes' se refiere a tesis de la unicidad del intelecto, no el alma.

La teoría de Averroes tiene una epistemológica y un propósito ontológico. Por un lado, Averroes quiere explicar como los inteligibles universales pueden ser conocidos, y por otro lado contrario, quiere dar cuenta de la demanda de Aristóteles de que el intelecto es la potencialidad pura y sin mezcla con el cuerpo.

El intelecto activo es común a todos los hombres. El intelecto activo se convierte en intelecto pasivo cuando se halla unido al alma humana. Cuando la facultad imaginativa del hombre recibe las imágenes que le proporciona la actividad de los sentidos, las transmite al intelecto pasivo. Las formas, que existen en potencia en tales imágenes, son actualizadas por el intelecto activo, convirtiéndose en conceptos y juicios.

En el ambito de la religión sostenia que las concepciones religiosas son los símbolos de una superior verdad filosófica; que el pueblo no debe creer sin razones sino que tiene que ser educado religiosamente, abandonando su tradicional ignorancia; y pensaba que los filósofos deben "inquirir por la razón los fundamentos de la revelación".

A fin de salvar la incompatibilidad de las tesis averroístas con la doctrina cristiana, Siger de Brabant propuso la doctrina de la doble verdad, según la cual hay una verdad religiosa y una verdad filosófica y científica. Esta doctrina sería adoptada por la mayoría de defensores europeos del averroísm
En el terreno ético-político Averroes se distingio por su actitud crítica y reformista. Por un lado, afirmaba que el Estado debe basar su acción política en la educación de los ciudadanos y no en la represión y por otro, sometio a severa crítica a los gobiernos islámicos de su época.

Otra muestra de su modernidad se encuentra en su denuncia del papel de la mujer en la sociedad de su tiempo, y su tesis de que el mundo es eterno.

El primer auténtico receptor de la obra de Averroes fue Tomás de Aquino. Su deuda intelectual es grande, en especial en metafísica, psicología e incluso teología.

Por su reivindicación de la filosofía, por su valiosa contribución científica y por el espíritu innovador que inspira su pensamiento, Averroes parece más un intelectual renacentista o un filósofo moderno que un pensador medieval ligado a la tradición. Entre los precursores de la cultura europea moderna,  Averroes ocupa, un lugar de primer orden.



[1]  Referencia: Averroes el filósofo que abrio europa a la modernidad
Artículo publicado en el diario EL PAÍS el día 28 de noviembre de 1998, en el Suplemento "Babelia", p. 12, con motivo del VIII Centenario de la muerte de Averroes.

Hasse, Dag Nikolaus, "Influence of Arabic and Islamic Philosophy on the Latin West", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2008 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
.

Ivry, Alfred, "Arabic and Islamic Psychology and Philosophy of Mind", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2008 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
.
http://plato.stanford.edu/archives/fall2008/entries/arabic-islamic-mind/  



[2] En filosofía, el término noética se refiere a todo lo que tiene que ver con el pensamiento, especialmente, el objetivo e inteligible. Se usa, habitualmente, en relación con Aristóteles, cuya noética sería su doctrina de la inteligencia (del intelecto, del entendimiento).
La palabra proviene del verbo griego noew (infinitivo, noein; el sustantivo sería nous), que significa "ver discerniendo", de donde se deriva "pensar". Entre los filósofos griegos, era frecuente utilizar el verbo con un significado próximo a "intuir", en el sentido de ver inteligible o ver pensante: aquello objeto de noein es aprehendido directa e infaliblemente tal cual es.

Página sobre Averroes en Inglés


Bibliografía
Averroes (2009). El libro del Yihad. Traduccíon Carlos Quirós. Biblioteca Filosofía en español. Oviedo: Fundación Gustavo Bueno.

– (2004). Sobre el intelecto. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Madrid: Editorial Trotta.

– (2003). El libro de las generalidades de la medicina. Edición de María de la Concepción Vázquez de Benito, Camilo Álvarez Morales. Colección: Al-Andalus. Textos y Estudios. Primer premio de la II Edición del Premio Panhispánico de Traducción Especializada, convocado por la Unión Latina y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Madrid: Editorial Trotta.

Compendio de Metafísica, traducción de Carlos Quirós Rodríguez, Madrid, Real
Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1919;

Teología de Averroes, trad. De Manuel Alonso, Madrid, CSIC-Escuelas de estudios Árabes de Madrid y Granada, 1947 (contiene la traducción del Fasl y de otros dos breves tratados);

Exposición de la "República" de Platón, trad. de Miguel Cruz Hernández, Madrid, Tecnos, 1986;

 La Psicología de Averroes. Comentario al libro sobre el alma de Aristóteles, trad. de Salvador Gómez Nogales, Madrid, UNED, 1987 (primera versión a una
lengua moderna del Compendio sobre el De Anima);

La Medicina de Averroes: Comentarios a Galeno, trad. de M.C. Vázquez de Benito, Salamanca, Colegio Universitario de Zamora, 1987;

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